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Lunes 5 de Abril, 2010
Cabe destacar que la mayoría de los municipios antes mencionados se rigen bajo el sistema de usos y costumbres.
Como ejemplo es de resaltar que en San Juan Mixtepec, Juxtlahuaca, rigen su tiempo con la salida del sol.
“El astro rey sale por el oriente y se oculta por el poniente. Cuando apenas se asoma se escucha el puntual cantar de los gallos, es la hora del trabajo”, dijo Gregorio Santos, un campesino que prepara su arado y rige su jornada laboral en la medida que empieza a ser calor y se ilumina el día. “Yo no tengo reloj, eso es solo para la gente pudiente”.
Hilario Gómez Salazar –quien sería como el presidente municipal- defendió la postura de su pueblo que no refleja una rebeldía, sino un respeto a sus propios derechos, mismos que no tienen que ver con los que deciden los de arriba, porque nuestra fuerza es la voluntad del pueblo”.
En tanto, para el subsecretario de gobierno, Javier Jiménez Herrera, la decisión asumida por un importante numero de municipios en contra de no acatar el horario de verano, refleja solo la plena la autonomía con que cuenta en Oaxaca los pueblos indígenas, mismos que pueden decidir y resolver, bajos sus propios cánones, qué les conviene y qué pueden desechar como ordenanza del llamado derecho positivo.
“No creemos que Oaxaca asuma una posición de unilateralidad, sino solo hace valer su complementariada en base a su propia diversidad cultural”, y aseguró que se está buscando acoplarse a sus demandas, en la medida de evitar trastornos que lastimen y afecten aún más la gobernabilidad y paz social de la entidad.
En el municipio de San Bartolomé Ayautla, un poblado enclavado en la Sierra Mazateca, tampoco hay horario de verano. El tiempo, dicen, lo define la naturaleza.
Mientras que en Quirino Bravo, los lugareños mencionan que no necesitan tener un reloj en la muñeca, pues ya saben a que hora salir a trabajar al campo.
Por otro lado, los cerca de 70 mil docentes adelantaron que no acatarán el horario de verano en las 13 mil instituciones educativas de la entidad y también poblados.
Los maestros expusieron que en las zonas rurales “no podemos obligar a nadie adelantar sus tiempos, pues el reloj que rige a los lugareños es el biológico”.
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