Caciques, instrumento de la dominación española

Enviado por iflores el 7 Ene 2012 
Una vez consumada la conquista en los Valles Centrales de Oaxaca, donde existía una población sumamente importante, el Rey de España en reconocimiento a Don Hernán Cortés, lo designó en 1529 como Marqués del Valle, otorgándole amplias facultades y un poder más amplio que conferido a un encomendero, incluso dentro del territorio que abarcaba la mayor parte del Valle de Oaxaca, el propio Hernán Cortés concedió unas cuantas encomiendas, cuidando que su autoridad no se diluyera, designando en dichos cargos a algunos nobles menores; sin embargo a diferencia de encomenderos de principios del siglo XVII, él no ejerció de facto sus prerrogativas, ni afectó al sistema de cacicazgos que se encontraba sólidamente instaurado, sino que designó como jefes a los caciques indígenas zapotecos y mixtecos que dominaban a la población de los Valles Centrales.

Cuando en la década de 1540, el Marquesado del Valle fue reducido en su territorio y desde luego en poder, ya no se otorgaron nuevas encomiendas dentro de este; quedando limitadas a solamente cinco pueblos localizados en la parte este y sur del Valle, fuera de la jurisdicción del Marquesado.

El otorgar reconocimiento al grupo de caciques del Valle, constituyó un importante medio para lograr una efectiva administración colonial, en los inicios del ejercicio del dominio español, logrando con ello propiciar una transición pacífica del poder, mediante el mecanismo de mantener intacta la estructura social de la población nativa. Posteriormente los caciques se constituyeron en factores determinantes para las acciones de control político, recaudación de tributación y en las actividades primordiales de evangelización de la población originaria del Valle de Oaxaca, ya que su liderazgo atrajo también el apoyo de la orden religiosa dominica, que fue la primera en penetrar las ideas cristianas a la nobleza indígena de esta región.

Existen informaciones bien documentadas que durante el siglo XVII, la orden de los dominicos, apoyó sólidamente el liderato político de los caciques del Valle, aún en los casos de algunos movimientos populares que se suscitaron debido a la separación de las cabeceras y por la participación de los macehuales en el Gobierno local.

Como lo refiere el Padre Burgoa, la conversión de los caciques y principales al catolicismo, fue el mejor instrumento para impulsar la evangelización de la población natural, ya que estos fueron tomados como ejemplos para sus pueblos y aldeas a efecto de atraerlos a recibir la instrucción de las ideas religiosas cristianas.

De igual manera, los caciques destacan como eficientes recolectores de los tributos que debía pagar la población dominada y también lo hacen como líderes militares; varios de estos caciques a finales del siglo XVII recibieron concesiones especiales de tierras, llamadas "repartimientos", a fin de incrementar sus partidas de criados para que pudieran realizar con mayor eficiencia las tareas de la recaudación de los tributos entre la población.

EN EL PLANO MILITAR
Algunos caciques destacaron como comandantes militares en algunas expediciones que los españoles realizaron por los años de 1547 y 1549, siendo en los años subsecuentes cuando otros caciques del Valle de Oaxaca, asumiendo sus propios recursos, participan sirviendo de manera directa en acciones militares encabezadas por nobles oficiales españoles, peninsulares y criollos.

Los nobles y caciques nativos aparte de la lealtad demostrada hacia sus dominadores, aceptaron con facilidad sus usos y costumbres, al grado que llegaron a auto considerarse aristócratas, de acuerdo al modelo español. En varios rasgos de su comportamiento y actitudes, eran mucho más semejantes a los miembros de la sociedad española de la ciudad de Antequera, que a la población de sus propias áreas de dominio, llegando incluso a radicarse en Antequera, lugar desde donde acudían a efectuar sus visitas a los pueblos bajo su encargo, haciéndolo solamente de manera ocasional.

Desde los primeros años del dominio colonial, los caciques empezaron a hablar y a vestirse como los españoles peninsulares, al grado que hasta aprendieron a escribir y hablar de manera tan refinada como estos, para hacer más notable su diferencia con sus coterráneos.

En cuanto a los linajes caciquiles en el Valle de Oaxaca no aparecen diluidos por mezclas raciales; en este sentido el Valle pudiera ser la excepción a la conclusión del autor Magnus Morner, quien señala: "los esfuerzos para mantener los caracteres exclusivamente indios de los dirigentes nativos, falló por completo".
De acuerdo a algunos documentos aportados por otros estudios realizados sobre este mismo tema, resulta que solamente pudieron ser localizados dos casos de matrimonios de nobles nativos con personas no-indígenas, y estos fueron el de una principal de Cuilapam que se unió a un sargento español y el de una principal de Tlalixtac que se casó con un mulato, ambos acaecidos en el año de 1730.

Por otra parte, la supervivencia de la propiedad de tierras y el alto nivel social entre los jefes nativos, durante el período colonial, es un aspecto distintivo de la sociedad del Valle de Oaxaca. Las concesiones de tierras, los testamentos y las disputas sobre numerosos bienes muebles e inmuebles, denotan la magnitud de las propiedades que ostentaban los caciques.

La aceptación por parte de los caciques originarios de someterse de manera pacífica al conquistador Don Francisco de Orozco, en el año de 1521, hizo posible la posterior entrega de concesiones y recompensas especiales del poder colonial hacia estos integrantes de la nobleza indígena. El referido conquistador español, reconoció ampliamente, haberse comprometido en la defensa de los derechos de los caciques naturales del Valle a cambio del apoyo de estos durante su campaña para alcanzar la dominación total de dicha región, logrando mediante la concertación con ellos, los violentos y graves desajustes sociales y costos de vidas humanas, que se suscitaron en otras zonas de la Nueva España, como fue el caso del Valle de México.

Finalmente, queremos resaltar e informar a nuestros lectores que dentro de los acervos documentales que son resguardados en el Archivo General del Poder Ejecutivo del Estado existen, debidamente clasificados, cuatro fondos o colecciones que abarcan información muy variada y bastante valiosa del período colonial en Oaxaca, en los cuales se pueden encontrar interesantes datos que describen con mayor precisión y profundidad, la temática que esta ocasión nos hemos permitido describir para ustedes. Especialmente en el fondo de Alcaldías Mayores, se encuentran numerosos expedientes que fueron generados por autoridades civiles y judiciales de la provincia de Oaxaca desde el inicio de la Época Virreinal, hasta el establecimiento del sistema de Intendencias en el año de 1786, el cual está conformado por 62 legajos debidamente clasificados.

De igual manera, se localizan los fondos de Real Intendencia, Obispado de Oaxaca y Tesorería General, que se ponen a la disposición del público en general, en la sala correspondiente de esta institución que presta sus servicios documentales e informativos de manera completamente gratuita.