El País de las Nubes
Ramón John López Morales - 10/08/10
Huajuapan de León, Oaxaca.- (Texcoco Mass Media).- La frágil y tensa relación entre los habitantes de San Juan Mixtepec y las agencias de San Juan Ñumi –Buena Vista Ñumi, Santo Domingo Yosoñama y Sabinillo-, a raíz del secuestro de 38 comuneros de la agencia Buena Vista Ñumi el 30 de mayo, concluyó trágicamente cuando el pasado sábado se suscito un enfrentamiento con el saldo de una persona fallecida y cuatro heridos de gravedad –según lo reportado hasta el momento-. El conflicto agrario por la posesión de aproximadamente 1800 hectáreas se puede perder como causa al consolidarse la violencia como recurso para venganzas de las partes en conflicto y que en lo futuro emerja otro San Juan Copala, donde los bandos involucrados justifican su proceder pretextando un motivo perdido en la noche de los tiempos.
La violencia entre San Juan Mixtepec y San Juan Ñumi es a imagen y semejanza de otras comunidades en Oaxaca, un asunto de gobernabilidad, afrontar este tipo de problemas es parte de las funciones de las autoridades estatales y de los representantes del poder legislativo –diputados locales, federales y senadores, elegidos por votantes en sus diferentes distritos o por el electorado del estado-; no es solo por la foto, los recursos y el apoyo de los partidos políticos, es buscar el interés por la “cosa pública” situada más allá del cómodo escritorio. Es probable que no se contemplará un episodio violento como el que se llegó, y las autoridades estatales salientes no le hayan dado la prioridad pertinente esperando dejarle el paquete a la autoridades entrantes, o en términos más reduccionistas y discriminatorios “ubicarlo” en un asunto de usos y costumbres (claro, no faltará el ingenuo que lo invoque) Si así fuera, la caza de ilegales en Arizona sería parte de los usos y costumbres del vecino del norte, posteriormente se “plasmaría en ley” y constituiría en un deporte estatal. Pero la cuestión, lo sabemos, no es así de fácil, sencilla y absurda.
Las disputas territoriales son a su vez, conflictos que no emergieron de la noche a la mañana ni aparecieron por generación espontánea o por capricho del destino, su génesis se encuentra en la compra, venta, herencia, legado y cesión a los dueños de las parcelas y siendo en los límites territoriales, la pertenencia de los primeros poseedores se diluye con las nuevas generaciones. Aquí es donde no solo se debe acudir a la resolución del Tribunal Agrario Unitario, además se deben de aplicar políticas públicas al campo, a los ejidatarios, comuneros y productores para contar con alternativas que subsanen carencias en poblaciones con escaza infraestructura productiva. De nada sirve invocar el derecho que tiene San Juan Mixtepec sobre las tierras en disputa si Santo Domingo Yosoñama alude a más de 150 años de trabajar estas tierras, el litigio legal no es la vía correcta pues es lo que ha detonado en muchos de los casos la violencia al no profundizar la relación histórica entre las tierras y sus habitantes.
La liberación de ocho estudiantes del CECyTE de San Juan Ñumi por parte de San Juan Mixtepec el jueves cinco de este mes, se antojaba como un adelanto de que las negociaciones prosperaran para liberar al total de retenidos, anteriormente ya se habían liberados algunas personas, sin embargo el enfrentamiento armado sucedido en las tierras en pugna ahonda, dificulta y violenta la situación de los comuneros detenidos, tal vez los más vulnerables en esta situación. Es de lamentar toda perdida humana por lo cual sería en vano buscar culpables y caer en el vacio de las acusaciones mutuas sin considerar las posibles soluciones para ambas partes que no se pueden limitar al las hectáreas en sí, recursos en inversiones y apoyos son alternativas potenciales.
Así mismo las organizaciones sociales con presencia en esas comunidades (Antorcha Campesina, Frente Nacional Indígena y Campesino, Frente Revolucionario de Izquierda, etc.), deberían actuar con más visión social y étnica para buscar juntos la solución en vista de que las autoridades estatales poco han podido hacer, es la oportunidad para que la comunidad indígena haga valer sus estructuras sociales, que los procesos de autogestión comunitaria ofrezcan la concertación política que la visión occidental siempre ha desdeñado, y los procesos autónomos sean la salida hacia cuestiones que la teoría y práctica del partido político no puede ni sabe aplicar en las comunidades indígenas.
En la misma situación están Chalcatongo de Hidalgo con Santo Domingo Ixcatlán, y Zimatlán de Lázaro Cárdenas con San Sebastián Nopalera, si las autoridades presentes no tienen la capacidad para resolver este tipo de cuestiones, pues desde ahora vayan cediendo su lugar al nuevo gobierno estatal para no esperar hasta la toma de gobierno e involucrarse en los casos.
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